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Nos va lo rancio, por Loquillo

Ya sé que estarán tan hartos como yo de campaña, debates, encuestas y pactómetros. Pero no puedo evitar pensar en lo rancio que ha resultado todo.

Loquillo
Isabel Acerete

A vueltas con la nueva política de nuevo hemos escuchado aquello de «que vienen los comunistas», que, da la casualidad, eran los que venían a representar las nuevas formas. También hemos visto cómo los estudiantes de Esade se quitaban las corbatas para que no les apretaran los cuellos de las camisas; melenas mejor recogidas que en una simple coleta yo paso de ir al peluquero y hasta hemos tenido debate de candidatas, que no lo eran, y que desplumaban a la igualdad en horario de máxima audiencia. Un poco al estilo de las chicas con las chicas y los chicos con los chicos.

Vamos, rancio. Rancias las musiquitas, con todos mis respetos a los autores. Rancias las consignas, aun siendo lo que llevamos queriendo desde el advenimiento de la democracia hispánica. Rancio el cambio que vale para todos, igual que el populismo que era el mal y al final ha acabado ganando con su rancio caballero español saliendo victorioso de unas elecciones de las que hasta él pasaba.

Y ahora pactarán los que dijeron que no lo harían y así caeremos en un interminable sinsentido de votos, cambios de look y sonrisas candidatas.

La llamada nueva política solo ha servido, visto lo visto, para perpetuar la vieja. Si tenemos el gobierno que nos merecemos (o que votamos) está más que claro: nos va lo rancio. No hay más que poner la 2 los lunes por la noche.

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