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Soo Joo, la modelo que viene del futuro

Musa de Lagerfeld y Carine Roitfeld, esta chica de 29 años representa el nuevo rumbo de la moda.

Soo Joo
María Ovelar y Francesa Rinciari (Realización)

Tal vez sea más sencillo. Contar con un rasgo reconocible, una insignia estética, podría allanar el terreno. El de Soo Joo Park fue el pelo hiperoxidado, y, aunque se lo haya vuelto a colorear (de azul verdoso), sigue siendo trending topic. La modelo surcoreana acumula más de 300.000 seguidores en Instagram, aunque cuando usted haya terminado de leer este artículo seguramente habrá sumado varias decenas más. La asiática es la alegoría moderna del fenómeno de masas. «Lo que más me gusta de las redes sociales es ojear las ilustraciones de mis fans. Ser fuente de inspiración y de creatividad me encanta. Hace poco, un seguidor colgó un dibujo del desfile de la colección crucero de Chanel en el que salgo con Karl Lagerfeld y Hudson Kroenig [modelo e hijo del maniquí Brad Kroenig]; era magnífico», revela.

Vestido con manga metálica de Saint Laurent by Hedi Slimane (7.490 €), medias de rejilla de Calzedonia (9,95 €); plataformas (c. p. v.) y calcetines (c. p. v.) de Alexander Wang; en la mano derecha, anillos de Proenza Schouler (195 € c/u).

Tony Kim

Internet ha hablado y ha encumbrado su estética ecléctica y sus facciones asiáticas. Pero también las firmas. Tom Ford, Just Cavalli, Moschino, Jeremy Scott… Los desfiles se le amontonan desde hace un par de años. También las campañas. De hecho, es imagen de L’Oréal Paris desde marzo. «He crecido rodeada de sus cosméticos. De niña, me lavaba con el champú infantil con sabor a fresa. Ahora estoy enganchada a los polvos bronceadores, a los labiales rojos y a la línea Extreme de Redken para melenas estropeadas. Con tanto tinte, necesito fortalecer el cabello». Es la primera estadounidense de origen asiático en asumir el cargo de embajadora de la marca francesa. «El boom económico en Asia ha permitido que Occidente se interese por nuestro talento. Además, cuanto más protagonismo asumen los asiáticos, más atención recibe nuestra cultura. Vivo en Nueva York, pero cada vez que viajo a Seúl me siento orgullosa de la moda, la gastronomía y la tecnología surcoreanas», confiesa.

Vestido (c. p. v.) y pendientes de metal, perla y diamante (525 €), todo de Balenciaga; guantes de látex de Madrubb (60 €).

Tony Kim

Icono atípico. Es la protegida de la todopoderosa Carine Roitfeld. «Hace tres años recibí una llamada de mi agente. Carine quería conocerme. Fui corriendo a su oficina, en el Soho, y hablé con ella. Me pidió participar en un editorial para CR Fashion Book, su revista. Desde entonces, no ha dejado de apoyarme: me ha involucrado en proyectos interesantes y me ha presentado a gente influyente». Aunque sea mayor que la media –tiene 29 años–, las marcas se la rifan. «Al principio, me sentía presionada y algo vieja… Incluso dudábamos si revelar mi edad o no [según Internet, era tres años más joven], pero cuando me decoloré el pelo, la gente entendió que soy mucho más que una cara bonita, que tengo personalidad». ¿Sus aficiones? «Me encanta el arte. De hecho, mi objetivo es ahorrar e invertir en obras. Y soy muy melómana, escucho música sin parar. Siento debilidad por los vinilos, pero como no dejo de viajar, opto por el streaming». También le gusta hacer «ohm»: «Practico yoga y siempre intento sacar tiempo para meditar. Ejercitar el alma es más importante que fortalecer el cuerpo». Pero su silueta no se debe solo a las asanas y los ejercicios de respiración: «Suelo hacer cardio kickboxing con vídeos en casa».

Vestido de Emporio Armani (1.720 €) y guantes de látex de Madrubb (60 €).

Tony Kim

Rostro anguloso, frente ancha y pómulos marcados. Da igual qué patrones culturales la juzguen, Soo Joo es hermosa. Pero en términos estéticos hay algo más. La asiática mezcla lo estrambótico con lo elegante. Aquí van algunas de sus licencias: calcetines hasta las rodillas o bolsos anudados a la cintura con vestidos de seda y abrigos estilo dandi. Toda una hipérbole visual empaquetada en 1,79 metros de altura. «Siempre me ha costado describir mi estilo, porque me gusta cambiar y seguir mi instinto. Adoro el vintage; mis tiendas favoritas son Tokio7 e INA, en el West Soho (Nueva York). Eso sí, antes de comprar en un centro comercial, prefiero hacerlo online; los malls me agobian».

A sus padres no les hizo gracia su elección de carrera. «Para ellos, desfilar es malgastar el tiempo; sobre todo, después de conseguir el título universitario de arquitecta». ¿Planes de futuro? «Me gustaría ser madre, debe de ser una experiencia única. Aparte de eso, no tengo otros proyectos en mente. Para mí lo primero es ser feliz». Aunque sí tiene una espinita clavada. «Soy muy cinéfila: devorar películas es una de mis aficiones. Así que no descarto actuar. Si me proponen un proyecto interesante, aceptaría».

Vestido con bordado de Gucci (c. p. v.), mitones de látex de Madrubb (60 €), plataformas (c. p. v.) y calcetines (c. p. v.), todo de Alexander Wang.

Tony Kim

Contracorriente. En los últimos meses se ha hablado mucho del nuevo canon: que si las modelos son más dispares –como Chantelle Winnie, la maniquí con vitiligo, o Candice Huffine, de talla grande– y, por lo tanto, más representativas; que si hay más asiáticas (Tao Okamoto) y africanas (Waris Dirie); que si el género ya no importa (Lea T) y la moda es menos eurocéntrica y encorsetada. Pero ¿no se tratará de un ciclo? ¿No será puro marketing? «La belleza debería representarnos a todos, simbolizar todas las edades, nacionalidades y tallas. Se trata de celebrar la diferencia. Somos hermosos cuando somos nosotros. Yo lucho por ser yo y por no cambiar mis gustos. Aunque soy afortunada: he crecido en California del Sur, una zona multicultural, y cuando empecé a posar, me olvidé de lo étnico».

Abrigo de Delpozo (c. p. v.) y vestido de Michael Kors (c. p. v.).

Tony Kim

Vive en Nueva York y, en ese ambiente polivalente, de bicho raro tiene poco. «En la Gran Manzana hay de todo: parques enormes, edificios icónicos, personajes internacionales, comida increíble… Pero a veces el ruido no me deja dormir». Sus inicios en EE UU no estuvieron exentos de baches. Cuando nos mudamos a California, yo tenía 10 años y no hablaba inglés. Fui una niña silenciosa, una outsider que solo observaba. «Pero al cabo de un año empecé a soltarme, a hacer amigos y a sentirme más cómoda. Me he pasado media vida amoldándome. Hasta que me di cuenta de que debía ser al revés: si eres tú misma, el mundo termina acostumbrándose a tu persona».

Vestido de Dolce & Gabbana (c. p. v.).

Tony Kim

Vestido con detalles de pedrería de Valentino (c. p. v.), plataformas (c. p. v.) y calcetines (c. p. v.), todo de Alexander Wang.

Tony Kim

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