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Livia Firth, la embajadora de la moda eco en Hollywood

Sí, es la mujer del oscarizado actor inglés Colin Firth, pero también es cofundadora de la empresa Eco Age, productora de cine y activista de Oxfam.

Livia Firth

Un vestido reciclado de Christiana Couture para los Golden Globe de 2010. Otro de materiales procedentes de desechos de diversas casas de costura, de la diseñadora Orsola de Castro, en los Oscar de 2011. En el estreno londinense de El discurso del rey, Livia Firth lució un top negro que compró a los 19 años con una falda de leopardo; y para el estreno en París, un vestido hecho con un viejo esmoquin de su marido. O el fabuloso modelo rojo de Valentino, realizado a medida, de una mezcla de seda y plástico que paseó en los Oscar de 2012.

La estrategia de Livia Firth en la alfombra roja es clara: servir de ejemplo para agitar conciencias a favor de la moda eco. Y es que Livia, nacida en Roma en 1969 con el apellido Giuggioli, es una mujer apasionada, no solo con su trabajo, sino con todo lo que le rodea. Nos encontramos con ella en Chiswick, un barrio adinerado de Londres, donde reside con su marido, Colin Firth, y sus dos hijos. De cerca, se caracteriza por su naturalidad, lejos de imposturas y clichés. Tiene un encantador acento italiano cuando habla en inglés y se ríe a carcajadas.

Preparada con un arsenal de prendas para la sesión de fotos, nos muestra todos los looks que ha traído y que pertenecen a firmas con las que colabora desde Eco Age, proyecto nacido en 2007 y que creó junto a su hermano Nicola, 11 años menor que ella y su jefe en la empresa. Sobre su conciencia ecológica, Livia reconoce que antes de embarcarse en esta idea no se consideraba una persona verde. «Para mí siempre ha sido más una cuestión de sentido común, de ser una ciudadana responsable y saber qué tipo de comida consumes, de preocuparte por la procedencia de las prendas que llevas y sobre qué tipo de desperdicios produces». 

Al principio, Eco Age nació como una tienda ecológica y como asesoría para el hogar. Pero, con el tiempo, el local cerró para centrarse al cien por cien en la consultoría para el desarrollo sostenible, trabajo que siguen realizando en la actualidad y al que se ha unido la renovación de imagen para empresas. «Ayudamos a las marcas a iniciar su camino hacia la sostenibilidad. Muchas firmas se denominan a sí mismas verdes; pero cuando miras en profundidad, no ves nada, es todo fachada. Nosotros nunca separamos el impacto medioambiental de la justicia social y de la búsqueda de lo ético, sobre todo hablando de moda».

Eco Age trabaja con multitud de empresas, no solo dentro del ámbito de la moda. Por ejemplo, con el estadio de fútbol de Wembley, que desde hace cinco años está en obras para transformarlo en un lugar más sostenible y funcional en términos ecológicos. Aunque, como reconoce la propia Livia, «ahora estamos más centrados en la alfombra roja y en la colaboración con diseñadores, porque es el mejor escaparate para mostrar lo que hacemos».

Piezas de la colección The Journey, creada en colaboración con Chopard.

Pablo Zamora

Así nació Green Carpet Challenge, proyecto creado en 2009 que se ha convertido en la parte más visible de Eco Age y que funciona de forma diferente en cada caso. «Lo que hacemos es darle acceso al diseñador con el que colaboramos a la Challenge Fabric Library, una biblioteca de materiales y telas, totalmente ecológicos, y del que conocemos con detalle su procedencia, asegurándonos también de que los trabajadores que los han elaborado han sido tratados de forma justa. Después, el creador elabora una pieza única, un vestido que llevará en la alfombra roja una celebridad elegida por nosotros o que ha decidido colaborar por su cuenta».

En la lista de caras conocidas se encuentran Nicole Kidman, Julianne Moore, Meryl Streep o Marion Cotillard. Y en el caso de los diseñadores, Livia ha contado hasta el momento con Stella McCartney, Carolina Herrera o el creador inglés Stephen Jones, entre otros.

Los proyectos con firmas de moda son también habituales. El pasado mes de marzo, Eco Age lanzó en colaboración con Gucci la primera colección de bolsos con el sello «deforestación cero», elaborado con piel del Amazonas y que cumple con los criterios de la Rainforest Alliance, que certifica la sostenibilidad de un producto. Aunque, como recuerda Livia, «no solo creamos esa línea siguiendo una serie de criterios de comercio justo y protección del medio ambiente, sino que ayudamos a Gucci a desarrollar una nueva cadena de proveedores de cara al futuro, que cumplen con los términos en los que creemos en Eco Age». 

Temperamento insaciable. Una de sus últimas colaboraciones, y una de las más ambiciosas, es la que está realizando con la firma de joyería suiza Chopard. «El proyecto surgió tras conocer a Caroline Scheufele, directora artística y copresidenta de Chopard, en los últimos Oscar», recuerda Livia. «Estuvimos charlando sobre trabajo y cuando le pregunté si sabía de dónde provenía el oro que utilizaban para sus diseños, ella me respondió, de forma natural, que del banco –algo común para las firmas de joyas–, a lo que añadió que si lo compraba allí, no sabía realmente cuál era su procedencia… Así comenzó este maravilloso viaje que seguro durará mucho tiempo y que nos ha llevado a crear toda una nueva cadena de distribuidores de oro para Chopard».

Como también comenta Livia, no solo se han centrado en buscar un proveedor que cumpla con los principios éticos del comercio justo en cuanto a la producción y venta de oro, sino que Chopard quiso ir más lejos y se asoció con un grupo de mineros a través de la Alianza para la Minería Responsable, una organización sin ánimo de lucro, comprometida en la mejora de las vidas de las pequeñas comunidades dedicadas a la minería artesanal en Sudamérica. El objetivo: ayudarlos a conseguir un medio de vida legítimo y digno. Unido a este cambio, se ha realizado también el lanzamiento de una colección de piezas con el nombre The Journey, que Marion Cotillard ya estrenó en la alfombra roja de Cannes de este año.

Livia Firth se alió con varios diseñadores para crear Green Cut, una colección de vestidos (en la imagen) basados en películas icónicas.

Pablo Zamora

El espíritu luchador de Livia Firth ya destacaba en los años posteriores a la finalización de su carrera en Humanidades. Tras realizar un doctorado basado en el trabajo del director de cine italiano Giuseppe Tornatore, trabajó cinco años para un productor con el que viajó a Colombia, donde conoció a Colin Firth. «Fue amor a primera vista», recuerda Livia. «Nos casamos y nos mudamos a Inglaterra». Su carrera como productora de cine finalizó cuando empezó la de Eco Age, pero tuvo tiempo para hacerse con el galardón a Mejor Documental en los International Human Rights Awards en 2007 con In Prison My Whole Life, sobre la vida en prisión del activista Mumia Abu-Jamal.

Su carácter comprometido la ha llevado a colaborar con Amnistía Internacional contra la pena de muerte. También con Greenpeace y Oxfam, que la nombró embajadora en 2011 tras el lanzamiento de la iniciativa The Circle, que desarrolló junto a la cantante Annie Lenox. «Este proyecto apoya a mujeres que se enfrentan a grandes desafíos en África, Asia y América Latina. Ofrece la ayuda necesaria para que puedan ganarse la vida, fomenta la educación entre las niñas y lucha contra el VIH». En noviembre de 2011, también fue galardonada con el premio Líder por el Cambio de Naciones Unidas. Y es que para Livia no hay excusas que valgan a la hora de luchar por todo tipo de proyectos. «Si puedo ayudar, ¿por qué no hacerlo? Esta clase de acciones son una de las armas más poderosas que tenemos y que debemos utilizar».

Livia tampoco esconde sus opiniones políticas. «Estoy contenta por haber decidido alejarme de Berlusconi. Aunque vamos a menudo, echo de menos Italia, pero no la de los últimos 15 años. Puede decirse que económicamente está en el mismo nivel que España, pero encima tenemos a Berlusconi».

Muy involucrada en el día a día de su barrio, la empresaria disfruta de una vida tranquila en Londres, una ciudad «vibrante y maravillosa, en la que cada día sientes que estás en un país o en una ciudad diferente». Los viajes también forman parte de su agenda. «San Francisco y Ámsterdam son dos ciudades maravillosas. También me encanta Formentera», afirma.

Eso sí, independientemente de donde se encuentre, Livia siempre lleva por bandera su estupendo sentido del humor, «tomarse las cosas con calma y saber reírse de uno mismo son las claves para ser feliz». Para ella, la vita é bella.

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