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Isabel Coixet: «No entiendo el ‘nude’: es un tono de ortopedia»

Compra por impulso y no sigue las tendencias: «Mi armario parece el de la niña de luto, solo hay negro». Su último reto es diseñar su propia colección de gafas.

Isabel Coixet
Getty Images

Isabel Coixet se reconoce supersticiosa y cree que la ropa puede traer buena o mala suerte. Compra muchas prendas en Japón, donde además la adoran a ella y a sus películas. Ahora trabaja en el guion de Elisa y Marcela y prepara dos rodajes: Panda Eyes y An American Love Story.

¿Recuerda qué llevaba puesto cuando recogió su primer Goya?

Perfectamente. Un vestido de Yamamoto que había comprado en Tokio, en mi primer viaje a Japón. Pienso tenerlo guardado para siempre… aunque no creo que mi hija quiera ponérselo.

¿Qué color manda en su armario?

El negro, sin duda. Y conste que intento usar otros colores, me compro cosas de rayas, con estampados, pero al final no me las pongo. Luego veo a alguien vestido de naranja y me encanta, pero yo siempre voy de negro. ¡Qué le vamos a hacer!

Hábleme de una prenda de la que no se desprenderá nunca…

Una camisa de Vivienne Westwood, de seda, larga hasta los pies, con un estampado que parece obra de Rubens. Esa camisa sale en una escena de mi película Cosas que nunca te dije, colocada en un rincón. Estábamos rodando y me di cuenta de que hacía falta algo de color en el fondo, y recordé esa camisa, que llevaba en mi maleta. Fui a buscarla, la puse y quedó perfecta. Irá siempre conmigo. Aunque debe hacer como 15 años que no la uso.

¿Tiene supersticiones relacionadas con la ropa?

Sí. Confieso que tengo muchas. Si me pasa algo bueno mientras llevo una prenda, me la pongo mucho más. Y, al contrario, me gasto una pasta en una chaqueta y si el día que la estreno me ocurre algo malo, no vuelvo a usarla. Mis amigas se frotan las manos, porque me gusta reciclar las cosas y que circulen.

Espero que no le ocurra muchas veces…

Pues me pasa igual con los zapatos. No le hago la competencia a Lady Gaga, pero me encantan los de plataforma; cuanto más altos, mejor. Si el día que los estreno me caigo, cosa que no es tan rara porque soy muy patosa, no me los vuelvo a poner. Y a reciclar se ha dicho.

Para compensar, hablemos de algo que le haya traído buena suerte…

Un vestido de Lanvin. Fue un regalo de Alber Elbaz y con él llegaron muchas cosas buenas.

Para comprar… ¿Es de las que se organizan o de las que se dejan llevar por los flechazos?

Soy absolutamente irracional para la ropa. Siempre compro por instinto, sin pensar. Luego viene el arrepentimiento, pero no lo puedo evitar. Y así tengo como unas 40 declinaciones de la maldita petite robe noire.

Su mayor error…

Una chaqueta de Gianfranco Ferrè que me puse durante 45 minutos. Era muy bonita, pero me daba el aspecto de señora seria, y yo no soy así. Me la quité y no volví a usarla. Ahora la lleva mi madre.

De lo que hay en su armario, ¿qué es lo que más se pone?

Unas botas altas de Isabel Marant de hace cuatro años. Están machacadas, pero son preciosas y comodísimas. Me resisto a tirarlas.

Su última gran adquisición es…

Una especie de jersey-vestido-túnica de Sophia Kokosalaki para Diesel Black Gold que compré en Los Ángeles. Es fantástico… y negro.

Las gafas son una de sus señas de identidad. ¿Cuántas tiene?

70. Antes tenía más. Ahora estoy diseñando para Etnia una línea de gafas.
 

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