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Georgia May Jagger, rock en las venas

A sus 22 años, la hija pequeña del cantante de Los Rolling Stones posee una despampanante belleza, ha heredado el don de gentes de su padre y cuenta con una insaciable hambre de aprender.

Georgia May Jagger
María Ovelar y Chabela García (Realización)

Famosa y multimillonaria. Nada como reunir esas dos bendiciones para ser agradable con todo el mundo. Georgia May Jagger, la benjamina del cantante de Los Rolling Stones, tiene fama de sonreír, dar las gracias y ser educada hasta con los extraños. Lo comprobamos la semana pasada durante la sesión de fotos que ilustra esta entrevista. La inglesa de 22 años sabe jugar sus cartas. «Me encantan la chaqueta de Balmain y el sujetador que me habéis puesto, son maravillosos». Primera lisonja. «Al lado de mi antigua casa en Richmond [Londres], había un bar de tapas. Íbamos mucho, adoro el chorizo, las gambas y los pimientos». Segundo halago. «Es la primera vez que piso Madrid. Parece interesante, me encantaría quedarme más con vosotros y conocerla». Tercera alabanza.

Vestido pre-fall de Stella McCartney, pendientes de Tous y pulsera de Aristocracy.

Damon Baker

No quería ser modelo. De hecho, su primera colaboración con una revista fue en 2009. Tenía 15 años. Podría haberse quedado cruzada de brazos, haberse dedicado a ir a la playa, comprar ropa y montar escándalos. Después de todo, es hija de Mick Jagger y de la modelo Jerry Hall. Pero lo cierto es que no para. Ha desfilado para Alexander Wang, Louis Vuitton o Marc Jacobs. Y ha sido la imagen de Vivienne Westwood o Miu Miu. «Me gusta la moda, me fascina crear tendencias, no reciclarlas. Viajo mucho y la percepción de los maquilladores y estilistas cambia entre países. Es un lujo personificar esas visiones», plantea. Está en Madrid para promocionar una de esas miradas: la de Sunglass Hut, la firma estadounidense de gafas. «Tengo cientos de pares. Como soy su imagen, me envían ocho cada semana. Me las pongo de día y de noche. Protegen del sol, de los paparazis y disimulan las ojeras».

Parece vivir en una torre de cristal, en un mundo sin problemas. Aunque hay desgracias que rompen todo tipo de espejismos. La diseñadora L’Wren Scott, novia de Mick Jagger, se suicidó el pasado marzo. Tenía 49 años y estaba muy unida a Georgia May. La agente nos prohíbe tocar el tema.

Sujetador de Woman’secret, falda pre-fall de Emanuel Ungaro y aros de Aristocrazy.

Damon Baker

¿Le sirve la moda de válvula de escape? «Sí, me atrae su lado lúdico. Hace poco me embadurnaron la cara de pintura. Fue divertido y creativo. Ser modelo es un experimento que da vida al ideario artístico de otras personas». Máster en fama.

Se acaba de comprar una casa en Londres con su dinero. Abrir su armario debe ser como acceder a un museo. «Me encantan los tacones, tengo unos 70; pero me gusta más mirarlos que ponérmelos. Sigo robándole ropa a mi madre. Aunque las tornas se han cambiado. Ella también tiene ahora piezas mías».

Lo han repetido hasta la saciedad. ¿Pero por qué no recalcarlo si es cierto? Comparte rasgos con Brigitte Bardot. Cara ovalada, melena rubia, frente amplia. Como la actriz, redondea su voz gutural con una risa explosiva. Y deja la boca entreabierta entre frase y frase. Sus paletas son más grandes en persona. El conjunto es explosivo. «De niña me daba igual el diastema. Empezó a importarme al posar. Pero con 15 años, ¿quién quiere llevar aparato? Ser adolescente ya es vergonzoso como para sumarle un corrector. Me alegro de no habérmelo puesto. Hay maleducados a los que no les gusta y me lo dicen. Pero también hay chicas que me agradecen haberlas ayudado a aceptarse».

Sujetador de Women’secret, gafas de sol de terciopelo modelo Erika de Ray-Ban y pendientes de Aristocrazy.

Damon Baker

Es un signo de los tiempos, un símbolo de la Generación Y. Junto a su acento británico, digno de la hija de un sir, conviven coloquialismos y referencias digitales. «Instagram no se puede desvincular de la moda. Si eres modelo, debes promocionarte ahí. No me he enganchado a Twitter, no me interesan las charlas. Pero sí las fotos. Instagram es un collage de vidas». La imagen ha vertebrado la suya. «Estudié fotografía en el colegio, seguí en la universidad, pero con tanto trabajo no dormía, así que lo dejé. Me gusta retratar a mis amigos relajados y dejar el resultado sin retocar. Quiero dedicarme a la fotografía de moda».

Es delgada y fibrosa. O miente o pesa mucho en su metabolismo la suma de dos buenas genéticas. «No me obsesiono con las dietas, me gustan el chocolate y las hamburguesas». Por si no diera suficiente envidia, ahí va otro rasgo codiciable: «Este año he ido al gimnasio una vez. Siempre meto las zapatillas en la maleta, pero no las uso. Esto debe cambiar, los años pesan». Tal vez se deba a los excesos. Sus mejores amigas y compañeras de juerga son Cara Delevingne y Suki Waterhouse. ¿La reconocen cuando salen? «No. Debe de ser porque no me maquillo».

Vestido de Emporio Armani y pendientes de Tous.

Damon Baker

Tiene un máster en fama. Jerry Hall, la top de los 70, es la precuela de las supermodelos. Existía antes de que las inventaran 20 años después. Y su padre es una leyenda. Jagger y Hall fueron pareja durante 22 años; tuvieron cuatro hijos. «Mi padre nos obliga a dejar el móvil encima de la mesa y no tocarlo cuando cenamos. Me parece bien: somos adictos a los gadgets. A veces, meto el mío en un cajón y lo olvido durante días. Es liberador». También lo ha sido la derrota de Inglaterra en el Mundial. «Me gusta el fútbol, pero no para ver un partido cada día como mi padre…».

Chaqueta pre-fall de Balmain y pendientes de Aristocrazy.

Damon Baker

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