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Faye Dunaway, el mito cumple 75 años

El día 14 de enero, Faye Dunaway cumplió 75 años y parece que el mundo entero se ha puesto de acuerdo: hay que celebrarlo copiándole sus inmortales looks setenteros.

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Una no se convierte en leyenda sin recibir algún insulto memorable. Bette Davis soltó de Joan Crawford que era «el primer caso de sífilis en Hollywood». Barbara Stanwyck dijo sobre Marilyn Monroe que «su cuerpo se le había subido a la cabeza». Roman Polanski fue menos imaginativo con Dunaway, de quien opinó que era «un demostrable certificado caso de demencia» y «un gigantesco dolor en el culo». Todo indica que la relación entre ambos en el rodaje de Chinatown (1974) fue un infierno. Peter Biskind contó en Moteros tranquilos, toros salvajes que al realizador polaco le molestaba un mechón de pelo de la actriz que, según él, reflejaba demasiado la luz, y procedió a arrancárselo de un tirón. Después, ella se vengó arrojando un vaso de orina a la cara del director. Polanski no le había dado permiso para ir al lavabo.

En 2013, en la fiesta de los Oscar de Vanity Fair. Foto: Cordon Press.
En 2013, en la fiesta de los Oscar de Vanity Fair. Foto: Cordon Press.

En aquel momento, Dunaway llevaba más de un lustro quedándose no solo con los mejores papeles femeninos que daba Hollywood, sino también con los vestuarios más potentes. Desde que asomó a las pantallas con boina, media melena y el pullover menos modoso de la historia, la actriz salía a icono por película. Sus looks de mod burguesa en blanco y beis en El caso de Thomas Crown están ahí ahí con los de Catherine Deneuve en Belle de Jour. En Network, carnalizó el traje de oficina. Ganó el Oscar por ese papel y dejó otra imagen imborrable, esta vez en la vida real: la que tomó Terry O’Neill –quien años más tarde sería su marido– la mañana siguiente a la ceremonia. Nunca la resaca tuvo tanto flow.

Piernas, piernas. En 1968, Jerry Schatzberg, su amante en ese momento, la retrató para una portada de Newsweek (mil veces copiada) que se utilizó también como cartel del festival de Cannes en 2011. Un año después, Dunaway dejó al fotógrafo por otro hombre casado, Marcello Mastroianni, con quien vivió una relación tormentosa.

En Bonnie & Clyde. Foto: Cordon Press.
En Bonnie & Clyde. Foto: Cordon Press.

Boina y pistola. La figurinista Theadora van Runkle fue para Dunaway lo que Edith Head para Grace Kelly: la vistió en Bonnie & Clyde, cinta por la que ganó el Oscar, y en El caso de Thomas Crown, donde lleva 29 looks a cuál más deseable, desde el trajecito bicolor al vestidazo de noche en pastel.

¿Botas mosqueteras? ¿Guantes de Gilda en amarillo? ¿Una bata con borde de plumas? Póngamelo todo. Fuera de la pantalla, ha sido partidaria del manierismo al estilo Viejo Hollywood, a menudo colaborando también con Van Runkle, quien creó su vestido para los Oscar de 1968.

Junto al director y fotógrafo Jerry Schatzberg. Foto: Getty Images.
Junto al director y fotógrafo Jerry Schatzberg. Foto: Getty Images.

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