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Ese camaleón llamado Glenn Close

La actriz de las mil caras paseó palmito por San Sebastián, donde recogió el Premio Donosti. Repasamos su estilo a través de sus personajes.

Glenn Close
Cordon Press

Siempre que se hacen esos clásicos ránkings con las mujeres más guapas por encima de los 50 años, Glenn Close aparece como una fija. La realidad es que la actriz ya no es una cincuentona sino que este año ha cumplido nada menos que 64 primaveras. Acaban de entregarle el Premio Donostia a toda su carrera que, ni mucho menos, está terminada. Gracias a su naturalidad ha conseguido dos imposibles: que su aspecto sea camaleónico y de edad indefinida.

No es fácil dar con fotos de Glenn Close de jovencita. De hecho, empezó en la interpretación bastante tarde, casi con 30 años, a mediados de los 70. Y en televisión, el medio donde ha obtenido más premios (colecciona Emmys, tiene tres). Una de las primeras imágenes reconocibles de ella es interpretando a la Marquesa de Merteuil en Las amistades peligrosas (1988). Aquí era una elegante dama de la alta sociedad del siglo XVIII aunque en su vida real era toda una moderna. Poco antes había mostrado su faceta más sexy… y demencial. Fue en Atracción fatal, un film donde derrochó locura y confirmó que también podía ser una mujer sexy.

Sin embargo, los papeles de gran señora le llegaron pronto, se especializó en ellos. En El misterio Von Bulow, Hamlet, La casa de los espíritus… Aquí coincidiría con la multinominada Meryl Streep, una actriz con quien siempre ha mantenido un inquietante parecido físico. De hecho, ahora que Streep acaba de hacer de Margaret Thatcher, podemos apreciar aún más las similitudes comparando con su personaje de primera dama en Mars Attacks.

La actriz en ‘El mundo según Garp’, de 1982.

Cordon Press

Una profesional de su talla, eso sí, nunca se encasilla. Y nunca pierde el sentido del humor. Así, Glenn se atrevió a protagonizar 101 Dálmatas encarnando a Cruella de Vil nada menos que dos veces. Su versatilidad es tal que uno de sus últimos papeles ha sido como hombre. No era la primera vez, ya que en Hook hizo un cameo de drag king.

Después de ver su enorme capacidad de caracterización nos asalta una duda: ¿cómo es la verdadera Glenn Close cuando no está trabajando? Podríamos pensar -erróneamente- que la implacable abogada a la que da vida en Daños colaterales, la celebradísima serie que ahora la mantiene más ocupada, es su alter ego. Pero no. Close es bastante anárquica a la hora de vestir. No la veremos en la primera fila en un desfile de moda ni de paseo por Robertson Blvd. Pero sí podemos establecer algunos signos reconocibles en ella: le encantan los tejidos brillantes, el color negro y las prendas masculinas.

En general, se pone lo que le apetece sin perder la elegancia ni la dignidad propia de una actriz de su talla. Ni siquiera en su tiempo libre, clásico momento en el que las celebrities muestran sus peores galas.

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