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Dita Von Teese: «Ya no hay hombres de verdad»

Empresaria, musa vintage, embajadora de Cointreau e icono sexual, Dita Von Teese tiene claro qué echa de menos en su vida.

Dita Von Teese

Dita entra a probarse lo que se va a poner para la sesión de fotos con S Moda. Y lo curioso es que, aunque se gana la vida quitándose la ropa de forma profesional –a estas alturas, seguro que miles de personas la han visto ya desnuda en ese famoso número de burlesque en el que se baña en una copa de cristal gigante–, en ese momento pide educadamente que todo el mundo abandone la sala; no quiere cambiarse frente a un grupo de extraños. La razón es sencilla: Dita Von Teese es una mujer tímida. Cuando era simplemente Heather Sweet, de Michigan, descubrió que podía sobreponerse a su timidez a través de su aspecto. A su madre, que era manicurista, le encantaban las viejas películas del Hollywood dorado, y Heather se enamoró de «esas mujeres divinas con labios pintados de rojo, uñas magníficas, tacones altísimos y trajes maravillosos. Pensaba que algún día vestiría como ellas». Ahora, además de poseer una de las más envidiables colecciones de ropa vintage de su país, ha creado su propia línea, Dita Von Teese. Se trata de seis piezas inspiradas en los vestidos de su armario que son sus más preciadas posesiones y que ha puesto a la venta en el templo angelino del vintage: Decades (shopdecadesinc.com).

También quería ser bailarina de ballet clásico. «Bueno, lo que más me atraía de todo aquello –el maquillaje dramático, el vestuario extravagante– está muy presente en mis shows, así que se puede decir que he conseguido vivir mi sueño a mi manera». De entre sus números más sonados, Dita recuerda con mucho cariño el que creó para Cointreau. El espectáculo marcaba el comienzo de una relación que ya va para cinco años en los que la artista se ha convertido en orgullosa embajadora del licor. «Era un homenaje en el que me encargué de todo: el vestuario, la coreografía, los colores, los logos. Lo pasé genial ideándolo». Este año ha creado un bolso denominado My Cointreau Evening. «Me apetecía algo más femenino, más pequeño y portátil. También quería probar las especias en los cócteles. Me gusta la mezcla del sabor dulce del Cointreau con la canela. Y también la infusión de té, que va en una caja muy especial con forma de polvera antigua».

Vestido de encaje y piel de Viktor & Rolf, braga y sujetador de Dolce & Gabbana y collar de Lanvin.

Ali Mahdavi

Dita acaba de cumplir 40 años, pero asegura que no nota ninguna diferencia. «Creo que son los demás los que intentan meterte miedo con las cifras». Y después de encadenar varias relaciones serias –la última, con el aristócrata francés Louis Marie de Castelbajac, conde e hijo del diseñador Charles de Castelbajac–, ahora se autoproclama «chica soltera». Entre Castelbajac y ella había más de una década de diferencia, así que Dita sabe lo que significa salir con hombres más jóvenes. Después de él ha estado con otros que, en sus propias palabras, «estaban todavía empezando a encontrarse a sí mismos». La experiencia no ha debido de resultar muy enriquecedora porque cuando habla de hombres pone el acento en lo esencial que es «estar con un tipo fuerte, tanto en su carrera como en su vida». Y asegura: «Desde que estoy de nuevo en el mundo de las citas he reflexionado mucho sobre la naturaleza de las relaciones entre hombres y mujeres». Parece que ha sacado unas cuantas conclusiones. Para empezar, que en cuestiones de seducción lo que le convence es el estilo tradicional, más Mad Men y menos Jersey Shore, por poner un ejemplo. «Los hombres se están feminizando y en muchos casos es culpa nuestra. Estamos alterando el equilibrio. No puedo hablar por las demás mujeres, pero, en mi caso, me había olvidado de que no es necesario tener el control absoluto todo el tiempo. En el sexo es importante dejarte llevar y, por qué no, también dejarte dominar. Pero en mi vida profesional me paso el día tomando decisiones y, sin darme cuenta, me había llevado esa misma actitud a la cama. Es un error. Hay que dejar que el hombre se comporte como un hombre y que te haga sentir a ti como una mujer».

¿Y cómo se consigue eso exactamente?

Con los detalles. Un ejemplo: yo jamás me acercaría a un hombre para dar el primer paso. Y menos aún de manera agresiva. Tiene que ser él quien venga a mí, quien haga el movimiento inicial. En mi vida profesional, el peso de todas las decisiones recae sobre mí, y en las relaciones quiero que él sea muy masculino, que se comporte como un hombre para que yo pueda sentirme un poco más vulnerable. Pero lo he hablado mucho con mis amigas y estamos todas de acuerdo en que cada vez es más difícil encontrar hombres de verdad.

Guantes de Lanvin y bolso edición especial My Cointreau Evening, diseñado por Dita para la marca de licor. De venta exclusiva en Poète (Claudio Coello, 23. Madrid).

Ali Mahdavi

¿Es una causa perdida?

No, simplemente creo que hay líneas que no se deben cruzar. Por ejemplo, me encanta hablar de sexo con mis amigas, pero hay cosas que jamás diría en presencia de un hombre. Luego hay otras que, sinceramente, no tendría que haber necesidad de decirlas. Reconozco que a veces se lo pongo difícil a propósito. Finjo que no sé dónde están los condones en mi dormitorio. ¡No les va a pasar nada por hacer el esfuerzo de buscarlos!

Así que, además de feminizados, ¿ve a los hombres de ahora un poco infantiles?

Lo que veo es que hay una gran diferencia con la época en la que yo tenía veintitantos o treinta y pocos. Ellos se comportaban de otra forma. Cuando me quedé soltera, lo que más me sorprendió fue descubrir que ellos se querían quedar a pasar la noche conmigo. Me chocó tanto que hasta se lo consulté a una amiga, E. Jean, que escribe una columna de sexo en varias revistas estadounidenses. Antes no hacían eso, simplemente se vestían y se iban a su casa; no tenías que echarlos. Ahora quieren quedarse y acurrucarse a mi lado, y, sinceramente, me da muchísima pereza. ¿Por qué asumen que, simplemente porque nos hayamos acostado, tienen derecho a dormir en mi cama? Yo necesito sentir que existe cierta intimidad para invitarlos a hacer algo así. Pero hay temas que suenan muy distinto cuando los tocan ellos.

Vestido de Dita Von Teese y cinturón de Balmain.

Ali Mahdavi

¿A qué se refiere?

A que una mujer no puede decir ciertas cosas a un hombre sin parecer una tocapelotas [baja el tono]. He pensado mucho en todo esto últimamente porque nunca pensé que me vería en la posición de ser yo quien ganara el dinero en la relación. Pero he estado en esa situación varias veces y me doy cuenta de que nosotras no podemos imponer ciertos mínimos de respeto sin parecer que estamos fastidiándolo todo. Si un hombre es quien lleva el dinero a casa y debe irse pronto a la cama porque al día siguiente tiene una reunión importante, su mujer probablemente se levantará para hacerle el desayuno. Cuando he sido yo quien tenía que levantarse temprano para ir a trabajar, me he encontrado a mi pareja todavía de juerga. ¡Esa actitud es irrespetuosa! Por eso estoy más interesada en hombres que sepan cuidar de sí mismos.

¿Y usted siente que los hombres jóvenes confunden sexo con porno?

No solo lo siento, lo confirmo. He salido con varios en los últimos años y puedo constatar que es así. Y esto sucede porque se están educando sexualmente con el porno que ven en Internet. A mí me gusta ver pornografía porque me interesa y también por curiosidad, pero es una fantasía, un elemento más, no es mi vida sexual. El sexo se aprende en la cama.

Dita, en todo el esplendor de sus 40 años recién cumplidos, ejerce de cougar con abrigo de piel de Lanvin, pulsera de Ben Amun y zapatos de Christian Louboutin.

Ali Mahdavi

¿Cuál es su fantasía más salvaje?

Están las fantasías más oscuras y retorcidas, las que realmente no quieres cumplir. Te gusta que estén ahí, como una posibilidad; pero si tuvieras la oportunidad de llevarlas a cabo, te lo pensarías dos veces. Y luego está la fantasía por la que suspiras. En mi caso es simple: poder estar con alguien con quien realmente me sienta libre. He hecho un montón de cosas salvajes en mi vida y ahora lo que busco es a una persona a quien le pueda contar todas esas cosas sin que se acobarde y sin que se ponga celosa. Alguien con una mente abierta de verdad.

Pero, entonces, usted fantasea con su media naranja. Eso es más romántico que sexual.

Va mucho más allá de lo romántico. Se trata de encontrar a alguien con quien puedas vivir la libertad absoluta. Y es fantasía porque me he dado cuenta de que es imposible de encontrar.

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