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Beyoncé quiere dominar el mundo

La cantante es hoy la estrella en la toma de posesión de Obama y se prepara para estrenar un documental en la HBO, cantar en la Superbowl, sacar disco y afianzar aún más, si cabe, su posición de galáctica del pop

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Cordon Press

A nadie le sorprendió que Beyoncé fuera la escogida para cantar hoy el himno de Estados Unidos, el Star-Spangled Banner, en la segunda toma de posesión de Barack Obama. ¿Quién si no? No es sólo que la cantante y su marido Jay-Z sean amigos y ávidos seguidores de los Obama —ya hace cuatro años puso voz al primer baile de la pareja presidencial con su versión de At Last, de Etta James, durante la campaña ofrecieron una cena de recogida de fondos en su honor y la semana pasada Beyonce volvió a airear su admiración por la Primera Dama con motivo del 49 cumpleaños de Michelle— es también que, en estos instantes, no hay nadie que sea "más" que Beyoncé. Más famosa, más exitosa, más implacablemente poderosa. Su posición en el panteón del pop sólo es comparable a la que en su día, en tiempos mucho más sencillos para este tipo de jerarquías, ocupó su admirado Michael Jackson. 

Así, a 21 de enero, Beyoncé anuncia sus intenciones para el que será su año de traca: el 3 de febrero actuará en la media parte de la Super Bowl, recogiendo el testigo de Madonna; el 16 de del mismo mes la HBO estrenará el documental que la cantante ha dirigido, producido, narrado, supervisado y protagonizado, titulado Life is But a Dream; en torno a abril publicará su esperado quinto álbum, en el que colaboran su marido Jay-Z, Ne-Yo, Kanye West y, según varios rumores sin confirmar, Justin Timberlake, Timbaland y Azealia Banks. Con suerte, volverá a cuadrar un círculo: hacer un disco que estimule por igual a las preadolescentes de su Texas natal y a los críticos de Pitchfork. Lo más probable es que, tal y como hizo Madonna, aproveche la semana de la Superbowl para dar a conocer el primer single. Todo esto después de firmar su sonado contrato con Pepsi por 50 millones de dólares, que pondrá su efigie en las latas del refresco, y de anunciar el lanzamiento de Nuclear, el single promocional del disco de grandes éxitos de su antiguo grupo, Destiny's Child, que aparece a finales de este mes.

Cabe imaginar que todos estos hitos en la vida de la diva serán someramente documentados por su camarógrafo de cabecera (perdón, su 'director visual'), uno que le acompaña desde que se levanta hasta que se acuesta y que rueda hasta 16 horas de metraje diarias de la vida de Bey, según se ha sabido tras la publicación de una entrevista en el número de febrero de la edición estadounidensde de GQ. Aunque lo más viral de ese perfil han sido las fotos, que firma Terry Richardson, y en las que Beyoncé aparece con pocos centímetros de ropa encima, y el hiperbólico título que le concede la revista, el de "mujer más sexy del milenio", el texto del interior tiene su miga. La pieza es completamente laudatoria (y, cómo señaló la columnista Hadley Freeman en The Guardian, hace añorar los días en los que ese tipo de entrevistas de celebrities las firmaban Gay Talese o Lillian Ross), pero el perfil que emerge es el de una control freak y alguien muy consciente de su enorme poder. 

Todas esas horas de metraje encargadas por la estrella se guardan, según el reportaje, en un archivo diseñado según el modelo del de la cadena NBC, en una especie de cámara acorazada a temperatura controlada en la que se guarda cada vídeo, cada actuación, cada foto que se ha tomado de Beyoncé desde los tiempos de Destiny's Child. No sin cierto sentido del humor, la cantante se refiere a esta biblioteca, en la que varios archivistas llevan dos años trabajando, como "mi archivo loco". En uno de los vídeos, a los que tuvo acceso la periodista de GQ y que forma parte del documental de HBO, Beyoncé se habla a sí misma (en vídeo) y se dice: "Deja de pretender que lo tienes todo bajo control. Si tienes miedo, tenlo. Permítelo, déjalo ir y sigue adelante. Creo que necesito ir a escuchar Make Love to Me y hacerle el amor a mi marido". Como preliminar sexual, no hay nada más hip hop: escucharse a sí misma para ponerse a tono. Ah, lo que hubieran hecho el citado Talese, Tom Wolfe o Joan Didion con este material. 

Beyoncé también continúa en la entrevista su curiosa y a ratos problemática relación con el movimiento feminista. La mujer que creyó que lanzaba una proclama emancipadora cuando dijo "si te gusta lo que ves, pon un anillo en ese dedo", equipara independencia con poderío económico. "La igualdad es un mito. Todo el mundo acepta que las mujeres ganen la mitad que los hombres. Yo no lo entiendo. ¿Por qué tenemos que sentarnos en el asiento trasero?". Nada nuevo. La cantante, al igual que las Spice Girls antes que ella (herederas supremas del ethos thatcherista) lleva predicando esta vena capitalista del girl power desde que cantaba con las Destiny's Child: "Me compro mis propios diamantes y me compro mis propios anillos" (Indpendent Women) o "¿Me pagas las facturas? Creo que no. Así que tú y yo hemos acabado?" (Bills, bills, bills). En aquella época, en la que ejercía de Diana Ross de un trío exitoso, probablemente sólo ella sabía en lo que se iba a convertir. "Lo sé, si, soy poderosa. Más poderosa de lo que mi mente podrá nunca digerir o comprender", dice tambien en la entrevista.

Que no se engañe Obama. Lo suyo es lo de menos. Hoy, él tiene la suerte de asistir (¡en primera fila, nada menos!) a la fiesta de Beyoncé.

Foto de Beyoncé en su avión privado subida por la propia cantante a su Twitter.

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Beyoncé cantando para el matrimonio Obama en la inauguración de 2008.

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Beyoncé, fotografiada por Terry Richardson para GQ.

Veremos a Beyoncé hasta en las latas de Pepsi.

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