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Por qué Ana Belén se merece más que nadie el Goya de Honor

La “artista más completa de la historia de España” recibirá este 4 de febrero el premio a toda su trayectoria medio siglo después de su debut en la gran pantalla.

Premios Goya 2017
Getty (WireImage)

“Un referente de muchas generaciones y un rostro y voz imprescindible de nuestra cinematografía”. Estos son algunos de los méritos con los que la Academia acompañaba la nota de prensa que hacía público el nombramiento de Ana Belén como Goya de Honor 2017. Aunque con ella cualquier halago parece tan obvio como insuficiente, el próximo 4 de febrero esta multidisciplinar intérprete de Lavapiés recibirá el aplauso de toda la industria y, por primera vez, una estatuilla. Tras 50 años en el oficio y otras tantas películas en su haber, la que de joven intentara seguir la estela de Marisol y convertirse en niña prodigio, recoge el premio convertida en mucho más que eso. Es hora de reivindicar los sobrados merecimientos de la denominada como “artista más completa de nuestra historia”, olvidada en la última década por los directores de casting y a quien los Goya no han hecho justicia históricamente. Para celebrar la redención, en S Moda hemos recopilado algunos de los motivos que han llevado a la Academia a corregir su error. Más vale tarde que nunca.

Porque es historia del cine español

Y no solo gracias a sus ojos “nefertíticos”, lo más sobresaliente de su conjunto en palabras de Elvira Lindo. Quizá disimulada por su inabarcable trayectoria musical, la carrera cinematográfica de Ana Belén ha hecho gala de una pluralidad difícil de igualar. Desde que debutara en 1965 con el clásico filme Zampo y yo, la hemos visto a las órdenes de grandes nombres de nuestro cine como Pilar Miró, Eloy de la Iglesia y Jaime de Armiñán. Musa de Mario Camus (La colmena, La casa de Bernarda Alba) y de Vicente Aranda (Libertarias, La pasión turca), sería imposible entender el recorrido de la industria durante los ochenta y noventa –esa que se basaba en adaptaciones de clásicos– sin detenerse en su figura. Incomprensiblemente, en este siglo solo la hemos visto en cuatro películas, siendo la última de ellas La reina de España, secuela de La niña de tus ojos que fue víctima de un boicot por las polémicas declaraciones de su director, Fernando Trueba.

La actriz y cantante, en una imagen de 1978.
La actriz y cantante, en una imagen de 1978.Getty

Porque la suya es una deuda histórica

Mucho antes de los Leonardo DiCaprio o Amy Adams, los premios cinematográficos ya tenían cuentas pendientes con según que actores. En el ámbito nacional, la de Ana Belén es sin duda una de las más flagrantes. Casi 20 años después de su primera nominación, la actriz acariciará por primera vez un ‘cabezón’. Sus interpretaciones en Miss Caribe, El vuelo de la paloma, La pasión turca y Cosas que hacen que la vida valga la pena, no fueron suficiente para conseguir el premio. Tampoco su debut detrás de la cámara, perdiendo el de dirección novel a manos de Juanma Bajo Ulloa. Para su fortuna, el Goya de Honor está libre de competencia y a la sexta irá la vencida para ella. Esperemos que no sea el último.

Porque su estilo es único

Ana Belén viste bien en cada ocasión. Durante muchos años, la artista fue fiel al desaparecido Jesús del Pozo, convirtiéndose en amiga cercana y musa de sus creaciones. El diseñador fue el artífice de gran parte de los looks que lucía dentro y fuera del escenario. Su manera de entender la moda, alejado de las estridencias o las transparencias exageradas, casaba a la perfección con la sobriedad innata de la madrileña. En otras ocasiones la hemos visto apostar por el diseño nacional vestida por Felipe Varela o Sybilla, y en los Goya de 2014 fue una de las mejor vestidas de la noche con un sencillo diseño negro de Giorgio Armani. En su caso lo de menos es el qué o el quién, importando solo el cómo. Y su manera de lucir la ropa es siempre personal e impecable. Un estilo ya aventurado en su presentación pública a los 13 años. “Mírenla, hija de una portera y parece que su madre fuera la Duquesa de Alba”, apuntó el mítico locutor radiofónico Bobby Deglané.

El vestido de Giorgio Armani que lució la actriz en la edición de 2014.
El vestido de Giorgio Armani que lució la actriz en la edición de 2014.Getty (Getty Images)

Porque se ha mojado políticamente, pero sin quemarse

Viendo cómo está el patio, tiene mérito. Su caso es todo un hito porque habiendo sido una de las grandes caras de la izquierda mediática española – “los de la ceja”, para entendernos–, el sector más reaccionario nunca la ha tomado con ella. Quizá sea por culpa de esa elegancia innata, pero la que denominaran como “sonrisa del PCE” difícilmente puede ofender a nadie con sus opiniones. Unos ideales que no ha escondido nunca, ni siquiera en su trabajo en el cine. Feminista hasta cuando todavía se desconocía el término en nuestro país, no es casualidad que su primera y única película como directora fuera la adaptación de la novela Cómo ser mujer y no morir en el intento. Protagonizada por Carmen Maura, convirtió la historia de una mujer que debe conciliar el éxito laboral y su vida familiar –todavía seguimos ahí, sí– en la película española más vista en 1991. Ahora, dieciséis años después, sigue luchando por la igualdad en el mundo del cine. “Me gustaría hacer un personaje de los que le ofrecen a los hombres, con aristas”, explica.

Porque la necesitamos de vuelta en la primera línea

“Tengo muchas energías para más cine, y si llevaba 13 años sin rodar es porque no me han llamado”, confesó en la rueda de prensa tras hacerse público su premio. Víctima, como tantas otras, del ‘síndrome de la actriz madura’ –que hace referencia a la ausencia de papeles para actrices que alcanzan esa edad–, el cine español no puede permitirse jubilar a un talento de tal magnitud. El foco de atención que recibirá gracias a este premio puede ser un antídoto ante la recurrente y maldita costumbre de olvidarnos de los más grandes. Otros como José Sacristán y Concha Velasco han renovado en los últimos tiempos su imagen de cara al público protagonizando series de gran éxito y propuestas de jóvenes cineastas, tan atrevidas y celebradas como Magical Girl (Concha de Oro en San Sebastián) en el caso del primero o Rabia (Biznaga de Oro en Málaga) en el de la segunda.

Porque, con ella, solo han ganado el premio 5 mujeres por otros 26 hombres

Y ya es hora de igualar la balanza.

Ana Belén, en el escenario de los Premios Goya 2015.
Ana Belén, en el escenario de los Premios Goya 2015.Cordon (REUTERS / Cordon Press)

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