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Amparo Larrañaga: «Mi abuela me dio consejos de moda excelentes»

En la función Hermanas, con la que está de gira, se viste de Carolina Herrera y Loewe. Pero para ella elige el color negro y las líneas depuradas de los diseños de Calvin Klein o Armani.

Amparo Larrañaga

Cuando se ha nacido en una familia de artistas, surgen muchos recuerdos al sentarte a hablar de ropa. Haciendo un repaso de su armario, Amparo Larrañaga confiesa que, aunque suele regalar las prendas que no se pone, hay una camisa que perteneció a su padre que no desaparecerá nunca de su vestidor. Pero de su vestuario, la actriz cuida por encima de todo los zapatos, un consejo que le dio su abuela, la gran María Fernanda Ladrón de Guevara.

Acaba de triunfar en Madrid con la obra Hermanas. ¿Qué tal viste su personaje?

De maravilla, sobre todo en la primera parte, donde interpreto a una mujer triunfadora en lo mejor de la vida. Voy de Prada de pies a cabeza, con abrigo de Carolina Herrera y un bolso de Loewe.

¿Qué es lo que más le ha gustado de todo lo que se ha puesto en el teatro?

He usado muchas cosas bonitas. Cuando hicimos Ser o no ser me puse un abrigo copiado de uno que llevaba Ingrid Bergman en Casablanca. También recuerdo una capa de piel que imitaba a una de la película Damas del teatro.

¿Se queda con prendas que ha llevado en escena?

Me gusta guardar algo como recuerdo. De Ser o no ser tengo una bata gris perla con un camisón. Pero creo que lo más bonito que conservo es una capa negra de cuando interpreté a la marquesa de Merteuil en Las amistades peligrosas. No puedo usarla porque está hecha para un vestido con miriñaque, pero me encanta tenerla.

Y al margen del vestuario teatral, ¿le gusta ir de compras?

Lo disfrutaba más antes. Sobre todo cuando estábamos de gira y teníamos las mañanas libres. Ahora ya voy menos, tres o cuatro veces al año y me hago con todo lo que necesito.

Lo más bonito que hay en su armario…

Creo que un abrigo de Calvin Klein con manga de farol en tonos azules y grises. Y otro de Armani maravilloso que me regaló mi hermano Luis. Es negro. Me gusta mucho ese color. Tengo la piel muy blanca y necesito tonos potentes que la realcen.

Una compra de la que presuma.

Una camisa negra de Prada con brocados en el puño que encontré en el outlet de Ekseption con un descuento del 70%.

Nunca se pondría…

Algo con estampado de leopardo. Y mira que me gusta vérselo a otras personas… pero yo me encuentro rarísima.

¿Qué hace con lo que deja de ponerse?

Lo regalo. Porque, además, las actrices quemamos la ropa enseguida. En cuanto te hacen fotos con un vestido o un traje de fiesta, ya no te lo quieres volver a poner. No nos gusta repetir. Así que, de vez en cuando, mis amigas y yo hacemos un mercadillo en casa y nos cambiamos las cosas.

Hábleme de una prenda a la que le tenga cariño.

Una camisa de mi padre. La tengo en el armario y a veces me la pongo por casa. No soy una persona muy apegada a las cosas, pero esa camisa siempre vendrá conmigo adonde yo vaya.

Su abuela, María Fernanda Ladrón de Guevara, fue en su época un icono de la elegancia. ¿Tiene alguna pieza suya?

Mi abuela murió cuando yo era muy pequeña, así que no heredé ninguna prenda suya; pero me dejó algo muy importante, un consejo que sigo al pie de la letra.

Compártalo.

Un día me dijo: «Mira, hija, no importa que vayas vestida de Christian Dior si llevas los zapatos hechos un desastre o el pelo mal lavado». Era una niña, pequeñísima, pero aquello me lo grabé a fuego. Los zapatos y el peinado, impecables.

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