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Y tú, ¿sirves para trabajar en casa?

Trabajar desde casa parece el sueño de cualquier persona, pero lo que sí que es cierto es que al ser tú el que decides cómo, dónde y cuándo, te conviertes en el jefe más duro.

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Corbis

La idea de trabajar en casa genera filias y fobias casi por igual. Ponerse el propio horario, constituir las propias rutinas, no tener a un superior directo que recuerde de forma presencial las tareas in progress, pendientes y por hacer para algunos suena a sueño, y para otros se convierte en una auténtica pesadilla. Teletrabajar estando contratado por un tercero y ser autónomo son casos bastante distintos. Los primeros se tienen que regir en cierto modo por las normas de la empresa contratante, a veces incluiso cumpliendo sus horarios o teniendo una amplia disponibilidad para videoconferencias o reuniones presenciales. Los segundos, por la propia naturaleza de su trabajo, tienden a tener un día a día menos pautado, más variado y con reuniones de captación de clientes, desarrollo de proyectos desde cero, confección de presupuestos…

Poner la lavadora en cualquier momento, llevar e ir a buscar a los niños al colegio cuando lo necesiten, o hacer cualquier recado está al alcance de las personas que organizan su propio tiempo. A priori una ventaja, pero cuidado: “Al trabajar desde casa, parece que estás disponible, que puedes recibir visitas, hacer las tareas domésticas o compras de última hora. Es más fácil que vulneren tu espacio y tiempo de trabajo”, explica  Nuria Sánchez Hernández, psicóloga clínica sanitaria creadora de Sal de mi cabeza, un consultorio psicológico online. “También es muy fácil caer en la falsa sensación de control de tiempo, ‘no pasa nada porque no trabaje hoy por la mañana, puedo dedicarle más tiempo durante la tarde’… La flexibilidad es una cualidad muy positiva sólo si eres constante y responsable”, añade.

Según los expertos, antes de lanzarte a trabajar desde casa debes de reflexionar acerca de tu personalidad y cualidades. “Es importante que seas una persona capaz de motivarte a ti misma ya que la estimulación social, trabajando desde casa, se reduce al mínimo. Además de ser disciplinado y responsable, se necesita  una buena capacidad de planificación, para delimitar el tiempo de trabajo y de ocio”, expone esta psicóloga clínica. Daniel Sánchez Martín, neuropsicólogo de Grupo Cambia, incide en que que “también es importante tener la capacidad de aislarse y entregarse a una tarea durante horas sin que te venza la tentación de tumbarte en el sofá, ponerte a cocinar, o arreglar cualquier cosa de la casa”. Y añade que los errores más comunes van en esa línea: “Puede ser fácil ‘dejar para mañana lo que puedes hacer hoy’, llegar a perder el control y verte sobrecargado y con demasiadas tareas en cola. Yo recomendaría tener una agenda bien ordenada y un espacio, una habitación, acondicionada a modo de despacho con las menores distracciones, y todo el material de trabajo necesario. Básicamente un ordenador con conexión a Internet, teléfono, archivadores… y tener claros algunos protocolos cuando la naturaleza de tu actividad así lo exija”.

Pero, ¿qué hacer para potenciar la disciplina y el sentido de la responsabilidad? Los expertos dicen que es recomendable hacer una lista de objetivos concretos y tener presente la satisfacción que nos va a aportar el verlos cumplidos. “Otra habilidad importante es la asertividad, en concreto, saber decir no. Es imprescindible para el manejo del tiempo y para delimitar tus funciones y tu espacio respecto a otras personas. Puedes empezar a ejercitarla de manera gradual. Prueba a coger la llamada de un amigo y decir que ahora mismo no estás disponible. Si te sientes culpable, piensa en que no hay nada malo en posponer una llamada telefónica, el objetivo es proteger nuestra parcela laboral”,  apunta Nuria Sánchez. Fuerza de voluntad y compromiso son necesarios, y Daniel Sánchez apostilla que “añadiría ilusión y convencimiento de que tu trabajo es cada día mejor. Para potenciar estas cualidades comenzaría reformando el sistema educativo, pero siendo más prácticos, recomendaría establecer un horario semanal y unos objetivos al comenzar cada semana. El hecho de ir cumpliéndolos te hace sentir satisfecho, refuerza tus ganas de trabajar y sube tu autoestima”.

La automotivación es la piedra angular de este formato laboral. Este neuropsicólogo propone algunas claves para lograrla: “Hacer cosas distintas cada día, tener unas rutinas es bueno pero no han de implicar monotonía; valorar que los resultados de tu trabajo están beneficiando de alguna manera a otras personas, y te están beneficiando a ti; y si además de trabajar en casa eres autónomo, es importante pensar en los logros obtenidos como imposibles de atribuir a otras personas”. En el caso de los freelance, uno de los objetivos debe ser no dejarse llevar por la ansiedad de si habrá proyectos futuros o no. “Aconsejo centrarse en el día a día, en metas a corto plazo que te permitan ver resultados a corto plazo; evitar pensar en el largo plazo cuando hay una mala racha y dedicar el tiempo a pensar en cómo mejorar; tratar de establecer sinergias con otros profesionales y crear una red con diversidad de perfiles. Con ello, además de aprovechar el boca a boca, siempre se aprenden cosas nuevas. Por lo demás, es importante hacer evaluación continua del trabajo para hacer los ajustes y mejoras necesarias. Es bueno pedir a los clientes que valoren tu trabajo y hagan sugerencias; y en cuanto a las ganancias, creo que lo sensato es establecer un salario mensual bajo y generar una bolsa que permita afrontar con tranquilidad posibles baches. Siempre se está a tiempo de regalarse una paga extra cuando el remanente es amplio”.

Ahondando en la cuestión de los freelance, Francisco J. Martínez, psicólogo en Barcelona en psicorelacional.com nos alerta de un peligro real de identificación con la labor desempeñada: “el trabajo feelance suele ser vocacional, pero no debe confundirse la identidad laboral con la identidad personal. Los freelance suelen percibir su profesión como algo claramente vocacional (redactores de contenido, diseñadores, desarrolladores web…). Considero importante saber separar las diversas identidades que nos definen como persona. Nuestro trabajo sólo nos describe parcialmente. No eres sólo lo que te identifica como trabajador”.

El “home business”, un sector en alza

Según un estudio publicado en el Reino Unido hace algunos meses, el 71% de los “home workers” no volvería a un trabajo por cuenta ajena. Y es que, ¿por qué no vamos a ser capaces de hacer en casa y solo regidos por nuestra propia automotivación tareas y formas de trabajo que antes desarrollábamos bajo la batuta de los objetivos impuestos por un superior, en muchas ocasiones mal dimensionados? Si lo que nos sucede es que sentimos la necesidad de algún tipo de acompañamiento a nivel de gestión, existen iniciativas que pueden servir de apoyo. Es el caso de la Home Business School, una escuela online en español que acompaña en el lanzamiento, gestión y ventas de negocios desde casa. Ofrecen programas guiados aplicados a una idea concreta de negocio, tanto para arrancar como para mejorar la gestión o contribuir a intensificar las ventas. Son alternativas para esos momentos en que, interiorizadas la automotivación y la fuerza de voluntad, no vemos las cosas claras en nuestro negocio.

Pero, ¿trabajar solo conlleva de por sí algo negativo para las personas? El psicólogo Francisco J. Martínez nos ilustra al respecto:  “En el auge del teletrabajo es interesante el discurso paradójico que encontramos en las personas que trabajan desde su propia casa. Existe un discurso bastante destacable entre estas personas. A veces plantean el teletrabajo como sobrecarga y otras veces como libertad. Suelen ser razonamientos bastante neuróticos. Se enfatiza en lo positivo de poder coordinar diferentes tareas cotidianas (gestionar familia, pareja, autocuidado…) con un sentimiento de culpabilidad que según investigaciones recientes suelen sentir las personas que trabajan desde casa. Suelen ‘compensar’ con un incremento de entre un 10 y un 20% de tiempo total de trabajo al pensar que están siendo premiados y liberados de lo que conlleva trabajar fuera de casa. En psicoterapia, las personas que trabajan desde casa suelen expresar su descontento por tres razones. La soledad, la pérdida de la rutina y la contaminación del espacio familiar”, dice.  Para la psicóloga clínica Nuria Sánchez, “si el trabajo que desempeñas te gusta, nunca va a resultarte algo negativo. Trabajar desde casa te da la oportunidad de adaptarte al público al que estés dirigido, además de ahorrar tiempo y dinero en el desplazamiento. Sí que es cierto que es importante intentar no aislarse y recurrir a cursos, talleres o conferencias que estén relacionadas con el negocio en sí”. Lo cierto es que la mayoría de veces, el trabajador en casa no trabaja del todo solo. Y es que como apunta el neuropsicólogo Daniel Sánchez “realmente el trabajar solo es una cuestión solamente física, ya que en realidad tenemos contacto periódico con otras personas como clientes, proveedores o colaboradores, aunque sea por teléfono, correo electrónico o skype”.

¿Afrontan hombres y mujeres la situación de la misma forma? Lo cierto es que los tres expertos consultados coinciden en que las diferencias no vienen marcadas por el género, sino más bien en la personalidad y, si acaso, en las circunstancias. Aún así el psicólogo Francisco J. Martínez añade que “en hombres y mujeres solteros/as considero que existen bastantes similitudes. En psicoterapia encuentro diferencias cuando las personas que trabajan desde casa tienen hijos. Encuentro más mujeres que se acogen a programas de trabajo desde casa al querer conciliar vida laboral y vida familiar. El hecho que sean más las mujeres las que soliciten poder trabajar desde casa pone de manifiesto la disimetría que aún está presente en nuestra sociedad en relación a quién debe realizar tareas domésticas y de crianza. La mujer, por regla general, acaba cargando con un mayor número de responsabilidades. Y ésto determina un mayor número de consultas por estrés, ansiedad y problemas de autoestima”.

Está visto que trabajar en la propia casa confeccionando los propios horarios y objetivos tiene ventajas pero requiere de altas dosis de fuerza de voluntad y realismo. Autovalorarse, evitar, levantarse del sitio cada 5 minutos y tener distractores en el entorno de trabajo (televisión, páginas de Internet relacionadas con el ocio…), reservar tiempo para hacer deporte y para cultivar las relaciones sociales, o cualquier otra válvula de escape que permita que la mente descanse y desconecte, son algunas de las pautas que debemos autoimponernos. Como concluye la psicóloga clínica Nuria Sánchez, “es cierto que trabajar desde casa parece el sueño de cualquier persona, no hay horarios, no hay desplazamientos o normas que seguir, pero lo que sí que es cierto es que al ser tú el que decides cómo, dónde y cuándo, te conviertes en el jefe más duro”.

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