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Guía para mantener tus lunares a raya

Sabemos que hay que cuidarlos y protegerlos del sol. Pero poco más. Hablamos con expertos para conocer más sobre cómo prevenir posibles problemas.

lunares
Corbis


Eva Mendes, Scarlett Johansson, Natalie Portman, Kate Winslet, Madonna y Cindy Crawford. Ninguna de ellas sería lo mismo sin el lunar de su rostro. Son parte de su atractivo y les dan un aspecto muy sexy. Y hubo un tiempo en el que las mujeres que no los tenían se los pintaban con eyeliner, emulando a divas como Marilyn Monroe o Liz Taylor.

Pese a su atractivo, el mensaje que tradicionalmente más recibimos acerca de estas manchas en la piel es la que se refiere a su seguridad y cuidado, no a su estética. Pero, ¿qué son los lunares? Es la forma coloquial de denominar lo que científicamente se conoce como nevus melanocítico (se llaman así porque antes de que se conociera su naturaleza su aparición se relacionaba con el influjo de la Luna). Se trata de proliferaciones localizadas de las células encargadas de sintetizar el pigmento de nuestra piel, la melanina, también llamadas “melanocitos”. Suelen presentarse como pequeñas manchas o lesiones pigmentadas de carácter benigno y persistente en la cara o cualquier otra región corporal.

Todo el mundo los tiene y pueden aparecer en cualquier momento. De repente una mañana te fijas que hay uno en un lugar donde no recuerdas haberlo visto antes. “De forma general, se considera que el número y el tipo de lunares de un individuo está determinado genéticamente. No obstante, la capacidad de adaptación al sol que tiene cada persona (“fototipo”) así como el grado de exposición solar recibido son otros factores que pueden influir en el número de lunares que aparecen a lo largo de la vida de cada individuo”, explica la doctora Lidia Maroñas Jiménez, médico especialista en Dermatología en el Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid y asesora de los laboratorio La Roche Posay.

Tipos de lunares

Existen diferentes tipos de lunares. Lo más común es diferenciarlos por su origen en congénitos y adquiridos, según estén presentes al nacimiento o desde los primeros meses de vida, o bien si aparecen durante la infancia, adolescencia o edad adulta. Su tonalidad puede ir desde el rosado o color piel, al marrón claro, oscuro o negro, en función de la cantidad de melanina que posean y la localización de los melanocitos. “En general, a mayor cantidad de melanina y mayor profundidad de las células pigmentadas en la piel, más oscuro, negruzco o incluso azulado percibiremos el lunar. No obstante, es recomendable que los “lunares rojizos” sean diagnosticados y valorados por un dermatólogo, puesto que pueden tratarse de diferentes tipos de lesiones cutáneas”, agrega la doctora Maroñas Jiménez.

Esa es una de las advertencias constantes de los especialistas en Dermatología: La vigilancia de los lunares ante el riesgo de melanoma –tumor maligno de la piel que deriva de las células productoras de melanina–, que puede aparecer sobre un lunar que ya existía antes, aunque lo cierto es que lo más habitual es que aparezca a partir de piel aparentemente sana, pero puede llevar a confusión si uno no sabe identificarlo.

La regla general es que si un lunar produce síntomas (pica, duele, sangra, etc) o cambia significativamente de forma, color y/o  tamaño, hay que acudir al dermatólogo de inmediato.

Los de Eva Mendes, los lunares más cinematográficos.

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Detectar un melanoma

Pero, ¿cómo podemos saber a simple vista si se trata de un simple nevus o podría ser un melanoma? La primera recomendación es la exploración de lo que la doctora Maroñas llama “el patito feo”. Puesto que los lunares de un individuo normalmente se parecen bastante entre sí, esta regla se basa en identificar aquel lunar que no se parece a los demás o que destaca del resto por cualquier razón.

En la tranquilidad de casa, periódicamente, con la ayuda de un espejo, hay que revisar los lunares. Dado que hay lugares de más difícil autoexploración (por ejemplo los de la espalda), también se debe pedir ayuda a un familiar. Precisamente esta idea ha sido la protagonista de la última campaña de La Roche Posay, 'Hazte Skinchecker', para que uno mismo y sus personas cercanas sigan la regla del “ABCDE” en busca el reconocimiento de lunares: Asimétricos (las mitades de una misma lesión no son superponibles), de Bordes irregulares (con entrantes y salientes), Coloración heterogénea (múltiples tonalidades), Diámetro (6 mm) y/o que hayan Evolucionado. Éste último parámetro es, sin duda, el más relevante puesto que las lesiones pigmentadas que cambian en forma, tamaño y/o color son más sugestivas de malignidad que las lesiones estables. “Por supuesto, la autoexploración domiciliaria debe complementarse de revisiones periódicas por un especialista, especialmente en individuos con antecedentes personales o familiares de melanoma, con múltiples lunares o hayan sufrido quemaduras en la infancia”.

Fuera con láser

En circunstancias normales, el cuidado de un lunar común no deja de ser otro que el del resto de la piel: fotoprotección, no exposición solar en las horas centrales del día etc. Aún así, hay personas a las que un lunar no les resulta tan atractivo como el de las celebrities del primer párrafo. En este caso, el láser de CO2 elimina prácticamente todo tipo de lunares y lesiones (nevus, verrugas, léntigos…), pero no el melanoma, que precisaría de tratamiento quirúrgico.  “Este láser actúa mediante "vaporización": La energía del láser es absorbida selectivamente por el agua de los tejidos tratados de modo que se produce el daño térmico (quemadura) del tejido con mucha precisión. Suele ser suficiente con una sesión, aunque a veces pueden ser necesarias más, en función del tipo de lesión. Generalmente no queda cicatriz, aunque tras aplicar el láser se forma una herida que se debe cuidar para que finalmente no quede prácticamente ningún rastro de la lesión”, detalla la doctora María José Crispín, médico estético de Clínica Menorca.

Como detalle, para quienes no estén contentas con sus lunares, un estudio del King’s College de Londres mostró que las mujeres con más de 100 lunares en sus cuerpos también tienen huesos más fuertes y sólo la mitad de probabilidades de desarrollar osteoporosis que las mujeres con menos de 25 lunares.También tienen músculos más tensos y una mejor salud de ojos y corazón.

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