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¿Es el mangostino tan milagroso como parece?

Hablamos con un experto en medicina natural para desmentir algunas de las creencias que rodean a la que ya ha sido bautizada como «la reina de las frutas».

magostino
Corbis

El mangostino o mangostán es una fruta tropical procedente de Asia, que ya desde la Antigüedad se utilizaba –además de por su excelente sabor– por sus diferentes propiedades curativas como tratamiento para la diarrea, la disentería, la inflamación, la úlcera y como poderoso cicatrizante. En los últimos tiempos hemos venido observando cómo la fiebre por la bautizada como ‘reina de la fruta’ ha renacido con mucha fuerza (basta con googlear ‘mangosteen’ para comprobar la cantidad de ‘creyentes’ que los poderes de esta fruta han convencido).

Leyendo sus propiedades, uno creería estar ante la última pócima milagrosa que podría acabar con los males del mundo. Desde usos medicinales a utilidades cosméticas, la lista es larga: antiinflamatorio, poderoso remedio antifatiga, antioxidante, antidepresivo, adelgazante, antipirético, antienvejecimiento, preventivo en problemas de piel, de alergias, del aparato digestivo, de la fibromialgia, ayuda –incluso- en la prevención del cáncer. Pero, ¿cuánto hay de cierto en todo esto? Responde el Doctor Rafael Torres Collado, Presidente de la Asociación Española de Médicos Naturistas y Director del Master de Medicina Naturista, Acupuntura y Homeopatía de la Universidad de Valencia: “Muchos estudios corroboran algunas de las propiedades que se le asignan, pero no todas. Esta fruta es un potente antioxidante por su gran cantidad y diversidad de xantomas, principalmente alfa-xantonas que en su mayoría se encuentran en la cáscara. A pesar de ser una fruta poco calórica no se le debería poner la etiqueta de adelgazante”.

mangostino
La lista de propiedades del mangostino es muy larga.

El mangostino es una de las frutas que, por su elevadísimo número de xantonas (para que os hagáis una idea, el aloe tiene tres xantonas, mientras que el mangostino acumula más de 40 en su cáscara), proporciona un eficaz resultado antioxidante. Ya se comercializa –además de en cápsulas– en gotas y hay quien lo considera el más potente y eficaz antiaging. Pero, ¡ojo! no conviene exagerar con sus propiedades: “Siempre hay que huir de los tratamientos milagro. Es cierto que es un potente antioxidante, sobre todo por las xantonas, como decíamos anteriormente, por lo que su efecto será positivo para los tratamientos estéticos. Pero también hay que tener en cuenta que no existen muchos estudios sobre sus contraindicaciones”, recuerda el doctor Torres.

Además de los supuestos beneficios dermatológicos, el mangostino también podría ser un sustitutivo natural del tan ahora vapuleado ibuprofeno. ¿Puede realmente esta fruta funcionar como un antiinflamatorio natural sin efectos secundarios? “Es cierto que se están cuestionando los antiinflamatorios químicos como el ibuprofeno, por todos los efectos secundarios que tienen. Los médicos naturistas lo decíamos desde hace mucho tiempo, que la inflamación se regula, no se elimina ya que es un mecanismo defensivo al igual que la fiebre. Pero deberemos de tener las ideas claras y saber que no podemos sustituir un medicamento por un producto determinado, deberemos de personalizar los tratamientos teniendo en cuenta los factores de riesgo que tiene cada persona como pueda ser que tome demasiados alimentos con proteínas animales que favorecen la inflamación. Teniendo en cuenta este planteamiento, el mangostán nos puede ayudar por su actividad antiinflamatoria”.

Todo parece indicar que estamos ante un fenómeno paralelo al de las bayas de Goji. ¿Os acordáis? Esas frutitas rojas y amargas que parecía que nos iban a hacer inmortales y que, al final resultaron ser casi tóxicas. “Las bayas de Goji si se toman en su tiempo, es decir, cuando están frescas tienen una buena capacidad antiradicalar. El problema surgió cuando debido a su repentina fama se utilizaron todo tipo de bayas, algunas de varias temporadas con lo que no tenían capacidad antiradicalar e incluso podrían llegar a ser tóxicas. Deberemos de tener en cuenta qué laboratorio la importa y sus controles de calidad, y no elegirlas solamente por su precio, ya que la calidad suele estar reñida con el mismo”, sentencia Torres.

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