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El pelo a lo afro, el peinado más deseado

Más que un look, una declaración de intenciones. Solange Knowles y Esperanza Spalding popularizan el estilo de Angela Davis.

solange knowles
Getty

Los festivales y eventos sociales que reúnen a jóvenes seguidores de la moda son un buen terreno en el que llevar a cabo un estudio de campo de detección de tendencias y este verano hay una que se perfila como potente: la vuelta del peinado afro, que tuvo su momento de gloria allá por la década de los 70 y que ahora, gracias a las circunstancias socioculturales y el resurgir de la tendencia étnica en las pasarelas, vuelve para reclamar su lugar en la escena. El característico y voluminoso peinado no sólo ha podido verse en las cabezas de asistentes a festivales como el recién celebrado Sónar, sino que una de las estrellas del cartel del Primavera Sound 2013, Solange Knowles, es una de las principales abanderadas del peinado que ahora resurge.

Aunque cuando su nombre comenzó a hacerse conocido Solange lucía un estilo capilar similar al de su hermana Beyoncé -pelo alisado, tratado y teñido- hace años decidió darle un giro a su look y optar por un estilo más natural. Pese a que las críticas han tachado su peinado de “desaliñado” y “seco” la cantante no solo lo ha defendido con vehemencia, sino que en la última gala del MET hizo acto de presencia vestida de Kenzo y un afro que triplicaba el tamaño de su cabeza, estilismo que ella misma definió en Twitter como “Afro-Punk”. Y para despistar cualquier duda, en su último vídeo 'Locked In Closets', se la puede ver recortando, colgando y escogiendo fotografías de peinados afro que le pueden servir de inspiración.

Pero no es ella la única famosa embajadora de este estilo capilar: en la lista se puede encontrar a la cantante y bajista de jazz Esperanza Spalding, a la vocalista del grupo Noisettes, Shingai Shoninga o la editora de la revista Wonderland Magazine, habitual de blogs y secciones de streetstyle, Julia Sarr-Jamois, por nombrar a algunas. Esta última en concreto es todo un referente de estilo, protagonizado precisamente por su potente peinado que, como si de un complemento se tratase, combina con prendas coloridas y llamativas gafas de sol.

Esperanza Spalding.

Getty

Sin embargo, el afro tiene una vertiente política innegable que va más allá de lo visual. Assata Shakur, activista de los derechos de los negros (también conocida como Joanne Chesimard y actualmente una de las 10 personas más buscadas por el FBI) lo explica en su autobiografía, recientemente publicada en España por la editorial Capitan Swing: “Y luego me di cuenta de que había toda una generación de mujeres negras que se escondían tras pelucas. Avergonzadas de su pelo -si es que les quedaba algo-. Era triste y repugnante. En ese momento mi pelo estaba engominado químicamente, pero el peluquero decía que estaba relajado. Para devolverlo a su estado natural, tuve que librarme de la gomina química. Me lo corté yo misma y luego pasé horas en la ducha hasta que se derritió todo el mejunje. En el metro, al día siguiente, la gente me observaba, pero mis amigos en la universidad me apoyaban y me animaban”.

Su imagen y la de otras activistas como Angela Davis se convirtieron en iconos de la época gracias, en parte, a la fuerza y empoderamiento que transmitían sus peinados libres y rebeldes que ahora vuelven a verse por escenarios, alfombras rojas y, por supuesto, las calles. La tendencia está aquí de nuevo.
 

Angela Davis.

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