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¿El estrés acorta la vida?

Demostrado: el estrés resta años. El cortisol, la principal hormona del estrés, afecta a los telómeros, las terminaciones de los cromosomas responsables de la renovación celular

Estrés
Thinkstock

01. La ansiedad, la mayor enemiga

El estrés mata. Así, como suena. El cortisol, la principal hormona del estrés, afecta a los telómeros, las terminaciones de los cromosomas responsables de la renovación celular. Con la edad estas terminaciones se acortan y el cortisol acelera su degeneración hasta dejarlas inservibles. La premio Nobel Elizabeth Blackburn observó durante 12 años a madres al cuidado de hijos con enfermedades crónicas y comprobó que el estrés alteraba la enzima telomerasa, guardiana del ADN. Su conclusión: las personas con altos niveles de ansiedad envejecen 10 años más que el resto. «Conocer las causas del estrés y eliminarlo recupera el buen funcionamiento de la telomerasa», asegura Elissa Epel, catedrática de Psicología en la Universidad de California. Las preocupaciones nos hacen más débiles. «La ansiedad ataca al sistema inmunitario que funciona como un marcador de la longevidad», compara Mónica de la Fuente, catedrática de Fisiología de la Universidad Complutense.

El estrés crónico incrementa el ritmo cardíaco y desgasta las arterias; es capaz de alterar el metabolismo hepático y generar colesterol malo. Se relaciona con procesos inflamatorios de las arterias que pueden derivar en arteriosclerosis. El riesgo cardíaco por estrés equivale a fumar cinco cigarrillos al día, según Donald Edmunson, catedrático de la Universidad de Columbia. A principios de este año, un estudio de la Universidad de Pittsburgh concluía que la presencia continuada de epinefrina y norepinefrina (adrenalina y noradrenalina), hormonas del estrés, puede provocar mutaciones del ADN y la aparición de células cancerígenas. Asimismo, otro estudio de la Universidad de Regensburgo (Alemania) apuntaba a una posible correlación entre el estrés psicosocial y el riesgo de cáncer de intestino.

02. La nutricosmética ayuda

Para minimizar su impacto, se deben tomar suplementos de calcio y magnesio, el tándem antiestrés según el nutricionista Shawn Talbott, autor del ensayo La conexión cortisol. El magnesio es un tranquilizante natural y es necesario para asimilar el calcio, vital para la recuperación del organismo tras episodios graves de estrés. Hay más suplementos que ayudan en estos casos: «Se debe enriquecer la dieta con vitaminas A, C y D», sugiere Amparo Martínez, endocrina del IML. Todo antes que abusar de los fármacos antiestrés que reducen los síntomas pero no resuelven el problema.

03. Relajación y muchos besos

«El estrés es una sobreexcitación a la que hay que dar salida. Puede ser con yoga, pilates, con un deporte no competitivo o incluso con el paintball; un juego de estrategia en el que dos equipos se enfrentan con pistolas de bolas de pintura», afirma la doctora Marta Campo, jefa del servicio de Psicología del Hospital Sanitas de La Zarzuela. «Así se libera adrenalina y se generan endorfinas, que nos hacen sentir bien», matiza Martínez. La psicóloga Alejandra Vallejo Nájera apuesta por el mindfulness, una nueva técnica que incluye meditación y respiración. Otra solución: besar. «Un primer beso o un beso apasionado eleva los niveles de dopamina, conocida como la hormona de la felicidad, así como los de serotonina y oxitocina, que atenúan los efectos del estrés», escribía Sheril Kirshenbaum en La ciencia del beso. El nivel de estrés puede medirse con papel y lápiz o con una aplicación para móvil. Stress Tracker, Headspace o la española i-D Stress son solo algunas de ellas.

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