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Cuatro trucos de los tailandeses para vivir menos estresados

Que Tailandia sea uno de los destinos de moda no es casualidad. Dado que cada día vivimos con un mayor nivel de estrés, el modo de vida tailandés despierta, por muchas razones, nuestra curiosidad.

Estrés

Nos pasamos todo el año deseando viajar. No solo porque supone estar de vacaciones, sino porque son días que dedicamos a descubrir otros lugares, otras formas de vivir y sobre todo, a disfrutar más de cada momento. Así pasamos imágenes de Instagram y pensamos cómo sería estar unos días en un lugar lejano, en uno de esos que parecen transmitir tanta paz.

De hecho, que Tailandia sea uno de los destinos de moda no es casualidad. Dado que cada día vivimos con un mayor nivel de estrés, el modo de vida tailandés despierta, por muchas razones, nuestra curiosidad. Según Vicente Martínez, creador de la firma Thai Room Wellness, si bien “no se puede generalizar, ni mitificar”, lo cierto es que “pero para definir una cultura stress free, tendríamos que contar con muchos de los principios que inspiran la vida tailandesa”.

Martínez relata que solo basta con observar su cotidianidad, “aman la naturaleza, evitan el sol, son refinados al margen de la clase social, hablan bajito y sonríen todo el tiempo”. No solo se trata de una forma de vivir, sino de una forma de ser, puesto que, según el experto, “el concepto wellness está integrado en la vida de los tailandeses de manera espontánea. Viven de manera sencilla con lo que tienen. La aceptación de la realidad que se vive es un antiestrés formidable”.

Aunque se trata de unos valores vigentes, lo cierto es que “es una forma de vida que está en peligro por la masiva llegada del neocapitalismo occidental a Asia”. Quizás la solución sea que nosotros aprendamos de ellos, en vez de al revés. Porque, ¿se puede vivir al estilo tailandés incluso en una gran ciudad de Occidente? Parece que sí, o que al menos puede intentarse si se siguen las siguientes claves:

Cambiar rutinas y lugares

La clave del modo de vida tailandés es sencilla: “La vida es este momento, si lo dejas escapar, dejas escapar la vida”. Es decir, que su máxima es vivir el presente, como en otras filosofías orientales.

Para conseguir este cambio de pensamiento, ayuda cambiar antes algunas rutinas y formas de comportarnos en el día a día. La primera, según Vicente Martínez es respirar mejor. “Inspirar por la nariz, retener unos segundos el aire, soltar por la nariz lentamente y retener con los pulmones vacíos. La clave es conseguir que la retención en la exhalación sea aproximadamente el doble de larga que la inspiración y hacerlo unas 6 veces”. No solo hay que cambiar la respiración, también gestos pequeños y sencillos como sonreír más a menudo, “aunque no haya motivo, incluso si no son amables contigo”, quizás por aquello de que la cara es el espejo del alma.

Dando un paso más, no solo tenemos que cambiar nuestras rutinas, sino también nuestros entornos. En este sentido, el creador de Thai Room Wellness lo tiene claro: las fragancias importan. “La sensibilidad y la abundancia de fragancias, flores y especias naturales han permitido un desarrollo del mundo aromático en todos los ámbitos sociales”, es decir, que podemos mejorar los aromas de nuestra casa o de nuestro lugar de trabajo y mejorar así la forma de interactuar con ellos a diario.

Disfrutar de no hacer nada más que cuidarse

 “En occidente si no estamos ocupados todo el tiempo, sentimos que lo estamos perdiendo. Me maravillan algunos momentos thai en el que simplemente no se hace nada, se pasa el tiempo durmiendo o retozando. Esa aparente indolencia esconde unos secretos maravillosos”, apunta en último lugar Vicente Martínez.

En su opinión la excesiva racionalización de lo que hacemos, a veces mata la experiencia. Por eso si nos cuesta el “no hacer nada”, otra opción es dedicar al menos tiempo a “cuidarnos”. Cosas sencillas como darse un masaje (a ser posible tailandés) cada cierto tiempo y pasar ese tiempo intentando dejar los problemas fuera de la camilla, para disfrutar de la experiencia.

Obviamente, no todo el mundo puede acudir a un centro especializado de forma asidua, por lo que otra opción es crear nuestra propia experiencia thai en casa. Si queremos ponernos en serio, Martínez aporta una serie de indicaciones: Para el olfato, un baño caliente, aromatizado con sándalo o Ylang-Ylang por sus efectos calmantes. Para la vista, unas velas, pétalos de flores o gajos de lima. Para el oído, música thai o música de cuencos tibetanos. Para el gusto, un té herbal, frío o caliente de pandanus, crisantemo, bale fruit o alternativamente de té verde. Otra opción tomar agua de coco y combinarlo una fruta como el mango dulce. Para el tacto, un ‘splash’ con yogur por todo el cuerpo y una ducha. “Y como toque maestro, al salir de la ducha haz una fuerte inhalación de mentol para estimularte y despertar”. Toda una forma de vivir al modo Thai en cualquier lugar.

Conectar mente y cuerpo con yoga y meditación

Marisol Dy Sánchez, especialista en Ayurveda e instructora de Yoga en Tierra del Agua, aporta que para tener un modo de vida más saludable, imitando lo oriental, hay que conectar más con nuestro “Yo Superior”. Para ella, se trata de “esa entidad que todos llevamos dentro y que se asocia a nuestra personalidad. No es el cuerpo, no es la mente. Es algo más profundo en nosotros, que usa el cuerpo y la mente como instrumentos para la experiencia de la vida”.

En este sentido “aprender y practicar meditación aumenta la conciencia del Yo Superior”, ya que es una buena herramienta para “percibir las incontables fluctuaciones de la mente y las emociones”. La experta en Ayurveda matiza que no se trata de algo baladí, ya que “en todo momento generamos energías (buenas o no) a través de nuestras acciones, de nuestras palabras y hasta de nuestros pensamientos, que nos condicionan a determinados resultados”.

Su otra recomendación es practicar yoga, “una disciplina que actúa fortaleciendo y purificando el cuerpo y la mente”. Todo ello sumado a pequeñas acciones que suman cada día a ese equilibrio, como es “buscar el contacto con la naturaleza, contemplar las cosas sencillas en nuestro alrededor, estar presente para el otro, mirarse a los ojos, recibir un buen masaje y, en definitiva, nutrir los sentidos. Poco a poco se va ganando más claridad de pensamiento y eso se reflejará en una alimentación más limpia, un sueño más reparador, un estado de presencia que no se contaminará ante la más mínima adversidad”.

Nuevas experiencias para el paladar

Otra forma de trasladar nuestra mente es hacer un viaje a través del sentido del gusto. La comida tailandesa también está de moda y las razones son ser diversas. Para Juan, que imparte cursos de comida tailandesa en Madrid, la clave de esta gastronomía es que “está basada en conseguir siempre un equilibrio de varios de los sabores fundamentales: salado, dulce, amargo, ácido y picante. En todos los platos nos encontramos mezclas perfectamente equilibradas para que el resultado final sea agradable al sentido del gusto”.

Más allá de que se trate de una dieta que hace un uso más imaginativo de las verduras que la típica ensalada de lechuga, su peculiaridad radica en que “es una cocina más ‘científica’ que las de otros países, ya que hay que saber muy bien qué se está haciendo y por qué, para modificar o improvisar una receta, o si no se cae en el riesgo de romper ese equilibrio”. Es por ello que el experto insiste en que “se trata de una dieta en la que se buscan ingredientes con sabores intensos, aromáticos (y generalmente picantes), ya que los ingredientes con poco sabor o aroma aportarían poco a una receta. La apariencia, el color y el brillo son también factores importantes, ya que se considera que el aspecto de un plato es una parte integral del mismo, no algo añadido”.

Aunque ya tengamos un restaurante tailandés favorito, también podemos intentar practicar en casa. “Aunque es una cocina compleja, no es una cocina complicada, siempre que se tenga disciplina -y medios- para seguir las recetas al pie de la letra. Además, hoy en día no es difícil encontrar ingredientes típicos en cualquier ciudad grande”.

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