_
_
_
_
_

Cosmética en el armario: por fin, los ‘leggings’ anticelulíticos para vagas

Prendas quemagrasas, antiarrugas y reafirmantes con nanopartículas de principios activos. Parece ciencia ficción pero pueden estar ya en tu armario.

cover ropa cosmetica
Cass&Co

Tiembla Sara Blakely: tus fajas podrían tener los días contados. Y no porque las Beyoncés de turno – y millones de mujeres anónimas por todo el planeta – hayan decidido no enfajarse nunca más y glorificar la lorza, sino porque vienen apretando fuerte los leggings con sustancias reductoras. Sí, por fin parece que ciencia y moda se han unido para obrar el tan esperado milagro: un mes de faja-legging y adiós a varios centímetros de grasa, celulitis y blandurrieces varias. Sin esfuerzo, sin dieta, sin masajes y sin cremas pringosas. Acaso el mayor descubrimiento del ser humano después del fuego, la rueda y las bebidas light. 

El secreto de estas prendas casi milagrosas sale de un proyecto largamente desarrollado en los laboratorios de investigación textil: encapsular micropartículas con activos entre las fibras de los tejidos de tal manera que al estirarse y contraerse las prendas con nuestro movimiento se van soltando esos ingredientes activos entre los que no faltan cafeína (para destruir los acúmulos de grasa), ceramidas (para dar firmeza a la piel), retinol (mejorar el tono muscular), vitamina E (ese potente antioxidante antiedad) o aloe vera (suavización de la piel). Total, que mientras caminas es como si te fueras untando crema pero sin ni siquiera abrir un bote. Cosmética para vagas ya lo llaman por ahí las malas lenguas. Para vagas listas se defienden sus incondicionales. Dermotextiles o cosmetotextiles lo llaman los profesionales del sector.

Nombres aparte el caso es que entre las famosas ya hay hordas de incondicionales. Dannii Minogue, la hermanísima de Kylie, reconocía en su Twitter que el secreto de su tipazo son los “las prendas de compresión Proskins con cafeína para hacer ejercicio cuando no puedes hacer ejercicio. Perfectos para vuelos largos”. Compresión, la otra pata de estos cosmetotextiles. Algo parecido a las fajas convencionales pero con tecnología termo-reguladora y una acción drenante que, según sus usuarias, las tiene de constantes visitas al baño a evacuar líquidos en la primera semana de uso. Ahora, que eso es un mal menor teniendo en cuenta que, si se siguen a rajatabla las instrucciones de uso (llevarlas puestas al menos 8 horas al día durante 28 días), se pueden perder dos centímetros de contorno en las zonas de conflicto habitualmente rebeldes. O sea, nalgas, muslos o vientre. Pero aún hay más: las fibras del tejido llevan una pequeña proporción de plata con acción bactericida y aniquiladora de malos olores que traducido al idioma de la vida cotidiana significa que solo hay que lavarlos cada 15 días.

Ojo, que esto tampoco es tan revolucionario: ya hay en el mercado calcetines deportivos como los de la firma X-Socks con fibras de plata pero hasta ahora no se habían empleado en prendas que nos valgan para ir a por el pan. Por si aún quedan incrédulas los de Proskins tiran de esa artillería pesada e incuestionable que son las estadísticas: un 76% de las que lo han probado juran haber adelgazado, un 65% que se redujeron los nódulos de grasa, un 63% dio esquinazo a la celulitis, un 67% se percató de que entraba mejor en sus vaqueros y un 72% confesó sentir las piernas más ligeras. En cuanto al repertorio, de lo más variado: desde leggings negros y discretos a otros con estampados temerarios, mallas boot cut, shorts, bodies y camisetas. En versión mujer y también para hombre. El precio medio son unos 84 €. El negocio, al parecer, va viento en popa tanto que para esta primavera ya tienen previsto sacar guantes, fulares, máscaras antiarrugas para el contorno de ojos y hasta pijamas reductores.

El mercado de los dermotextiles está en proceso de ebullición y son muchas las marcas comerciales que se apuntan a lanzar al mercado prendas que parecen de ciencia ficción. Como los panties de My Shapes confeccionados con Emana, una nanofibra con cristales minerales bioactivos que absorben el calor del cuerpo y se lo rebotan en forma de rayos infrarrojos. El resultado: estimulación de la microcirculación sanguínea y activación del metabolismo celular. Hablando en plata: reducción de la celulitis y piel más tonificada. También ofrecen sujetadores, leggings y camisetas. Eso sí, para que el milagro suceda hay que llevarlos puestos mínimo seis horas diarias durante 30 días. La compañía Scala Bio-Fir ofrece tecnología parecida.

Los hay que han encontrado en el cobre la madre de todas las batallas en la reducción de arrugas, la lucha contra la hiperpigmentación y la estimulación del colágeno. Esa es la receta de la americana Cass & Co. Así que dicho y hecho: han patentado el tejido Cupron y ya han lanzado prendas que comprimen todas las zonas fofas posibles, incluido un top con escote que recubre los brazos, esa zona traicionera que a partir de cierta edad no supera la prueba del salero (si al echar sal se te mueven como si fueran de gelatina ya sabes de qué se trata).

Peachy Pink, Macom Medical, Medisana Slimpro y así una larga lista de compañías también se han sumado al noble arte de crear prendas cosmético-reductoras. En el término medio, vamos, que implican hacer algo de ejercicio, las prendas deportivas de Zaggora que generan un calor adicional mientras se hace deporte y eso parece que es letal para los nódulos de celulitis.

Pero no todo son leggings y prendas interiores. Hace un par de meses Wrangler lanzaba los Wrangler Denim Spa Molly Skinny Jeans: vaqueros con aceite de oliva, aloe vera o una fórmula especial “piernas suaves” con propiedades reductoras.

Como su efectividad depende de las nanopartículas activas y éstas se van gastando con el uso y los lavados la francesa Skin-Up ofrece un spray de recarga que prolonga 30 días la vida quemagrasas de sus prendas. Y llegados a este punto muchas potenciales clientas se preguntarán si no sería más fácil pulverizar sus propias prendas y dejarse de leggins ajenos. La respuesta la tienen en Ahrtcosmetics: una especie de suavizante para lavadora, hipoalergénico y que convierte cualquier prenda en una guerrera anticelulítica. La carga según parece es tan potente que aguanta entre 3 y 4 lavados sin perder su poder reductor.

En España también se inventa. Ahí está Pillow Bra, el primer sujetador antiarrugas del mercado. Su creadora, Marta Fernández Cuevas, obsesionada con las arrugas del escote empezó a dormir con una almohada entre los senos. Luego cosió una almohadilla a un sujetador deportivo y, tras 10 años de pruebas depuró el prototipo hasta crear este sujetador que previene la caída del pecho y las arrugas del escote. Con estadísticas: el 100% de las usuarias percibe una reducción de arrugas, el 89% se ve con menos flacidez y hasta un 74% señala alivio en el pecho durante la menstruación o embarazo. “No es un producto glamouroso pero sí es efectivo”, reconoce humildemente esta emprendedora que acaba de ver cómo ginecólogos de renombre como el Dr. Ignacio Zapardiel del Hospital USP San José de Madrid empieza a recomendárselo a algunas de sus pacientes.

La imaginación en esto de crear prendas con propiedades cosméticas parece no tener fin. Visto así, aquellos guantes y patucos de Bliss para hidratar pies y manos parecen el Pleistoceno de la cosmética.

Pillow Bra, el primer sujetador antiarrugas del mercado, tiene diseño español y lucha contra el envejecimiento del escote.

Pillow Bra

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_